La cruz sangrienta al contemplar Mi gloria y mi blasón será Sus manos, su costado y pies Cual vestidura regia allí ¿Y qué podré yo darte a ti |
Watts puede ser considerado el primer escritor de himnos en Inglés, y para muchos es el mayor. Hasta la segunda mitad del s.XVII no había himnos ingleses, excepto las versiones métricas del Salterio, que se cantaban con música muy lenta.
Desde
1690, cuando escribió su primer himno (con 16 años), fue una fuente
inagotable de himnos
hermosos. No hay duda que “La Cruz Sangrienta...” es uno
que
Dios ha bendecido de manera extraordinaria. El Dr. Julián escribió: “En
popularidad este himno es uno de los cuatro que están a la cabeza de
todos los
himnos en lengua Inglesa...
Isaac
Watts, que era el mayor de nueve hermanos. Nació en Southampton, el 17
de julio
de 1674, donde su padre llevaba una escuela con internado y era Diácono
de una
Iglesia Congregacional. Eran los días del inicio del inconformismo,
cuando el
celo religioso era elevado, y el joven Isaac, en más de una ocasión,
presenció
el encarcelamiento de su padre, siendo detenido en su casa y llevado a
la cárcel,
a causa de sus convicciones religiosas.
El muchacho asistía a la escuela local de gramática. A los 4 años aprendió el latín, siguiendo con griego, francés y hebreo. Como los Inconformistas no podían acceder a las universidades antiguas, Watts prosiguió sus estudios avanzados en la Academia Disidente, en Stoke Newington, Londres.
La inclinación poética del niño pronto se manifestó. Un día, con 5 años, durante las oraciones familiares, se rió cuando vio a un ratón subir por la cuerda de la campana. Cuando su padre le pidió una explicación, exclamó de manera espontánea:
“Había un ratón al que le faltaban escaleras Corrió por la cuerda arriba para decir sus plegarias.”Esto
agravó la ofensa y enfureció a su padre, que llamó al niño y tomó una
vara
que tenía a mano; sin embargo, el castigo se detuvo porque el niño cayó
de
rodillas, clamando:
A
los 15 años de edad se volvió muy serio, a raíz de una convicción
genuina de
pecado y necesidad. Un año más tarde se liberó de su carga al confiar
en
Cristo.
Cinco
años después, caminando con su padre de regreso de la capilla, expresó
su
decepción sobre el himnario del que habían estado cantando. “Entonces,
hijo
mío,” replicó su padre, “lo mejor que puedes hacer, es escribir algunos
mejores.” De esta manera Isaac Watts, al que el Lord Selbourne llamó
“El
Padre de la Himnología Inglesa”, comenzó esa parte de su obra que
resultaría
más duradera. El domingo siguiente llegó con su primer himno. Fue tan
bien
recibido que le pidieron que escribiera otro. Así comenzó su reputación
como
escritor de himnos.
Estudioso
por naturaleza, Watts a una edad temprana dio evidencias de su deseo de
entrar
en el ministerio. A los 24 años predicó su primer sermón. Después de
haber sido tutor en la familia de un caballero
del condado, Sir John Hartopp, de Londres, en 1702 llegó a ser pastor
de la
famosa congregación Independiente en Lark Lane, Londres. En esa época,
a la
vez que proseguía sus estudios, escribió muchos de sus himnos.
No
era muy robusto de constitución, y el esfuerzo de su vigorosa obra
comenzó a
notarse. La continua enfermedad le llevó a dejar sus deberes
pastorales,
trasladándose en 1712 a vivir una vida tranquila, de semi-inválido, con
Sir
Thomas y Lady Abney, en Theobalds, en Hertfordshire, por 30 años. Allí
el
poeta-predicador honraba a Dios en el horno de la aflicción y Dios le
honró dándole
canciones que fortalecían al débil e inspiraban a personas de cualquier
condición.
Un
compañero, autor de himnos, el Dr. Philip Doddridge, escribió estas
palabras
alentadoras al Dr. Watts: “Te felicito porque por medio de tu poesía
sagrada,
especialmente por tus Salmos y tus himnos, estás dirigiendo la
adoración, y
creo que animando a la devoción de miríadas en nuestras asambleas
públicas
cada Sábado, y en sus familias... cada día.”
Isaac sostenía que
los himnos que se cantasen en la ihlesia debían estar bien basados en
las Escrituras.
Editó
tres himnarios y escribió 60 libros sobre temas teológicos y
científicos. Uno
de ellos, sobre lógica, era usado como libro de texto en la
Universidad de Oxford. Su habilidad fue reconocida al recibir el grado
de Doctor
en Divinidad de Edinburgo, en 1728.
Murió
el 25 de noviembre de 1748, a la edad de 74 años, y fue enterrado en el
cementerio Puritano de Buhill Fields, Londres, no lejos de la tumba de
Juan
Bunyan.
Escribió
más de 600 himnos y hay pocos himnarios que no contengan alguno de
ellos.
Tal vez el más bello sea “La Cruz Sangrienta...”,
despertando como ninguno la imaginación, transportándonos al Calvario.
Las
palabras nos hacen ver lo que sucedió. Con el ojo del corazón vemos a
Aquel
que fue traspasado para nuestro bien, y de nuestros corazones brota
amor y
adoración.
Para muchos, los cultos de Semana Santa no estaban completos sin este himno. Al principio apareció como uno de un grupo compuestos para el uso en los cultos de Comunión, y todavía se usa frecuentemente en la celebración de la Cena del Señor. Fue publicado por primera vez en un volumen de Isaac Watts, titulado “Hymns ans Spiritual Songs”, en 1707.
El gran poeta y crítico literario, Matthew Arnold, pensó que no teníamos otro himno más grande que éste de Watts. En el año 1888 estaba en Liverpool, B.G., para recibir a su hija que regresaba de América. Escuchó al Dr. John Watson predicar sobre el tema: "La Sombra de la Cruz". Una de sus ilustraciones fue tomada de los reportajes del terremoto de Riviera: En un lugar todo, excepto un enorme crucifijo, sobre el altar de una pequeña iglesia de pueblo, cayó al suelo. Con el temblor de tierra bajo sus pies, todo el vecindario corrió a refugiarse allí para protección y ayuda. Más tarde aquel día se oyó a Arnold que susurraba la música y repetía la historia que le había impresionado: "Ah, sí," decía, "la Cruz todavía permanece en pie, y en los apuros del alma, hace su antiguo llamado." Una hora más tarde, ese 5 de abril de 1888, Arnold estaba muerto a consecuencia de un fallo cardíaco, confiando en el Rey de gloria.
Mahatma
Ghandi pidió a unos misioneros que lo visitaron, durante uno de sus
muchos
ayunos, que le cantaran un himno. "¿Cuál?" -preguntaron. "El que
exprese lo más profundo de su fe" -contestó él. Eligieron este himno.
Otras
canciones del mismo autor:
"Al mundo paz"
"Me hirió el pecado" (EN LA CRUZ)
"¿Soy
yo soldado de Jesús?"
"Venid, nuestras voces aleges
unamos"
"Yo mucho me alegré"