HAY UN CANTO NUEVO EN MI SER

Hay un canto nuevo en mi ser,
Es la voz de mi Jesús
Que me dice: Ven a descansar,
Tu paz conquisté en la cruz.

 

Cristo, Cristo, Cristo,
Nombre sin igual;
Llena siempre mi alma
De esa nota celestial.

 

Tengo, de su gracia celestial,
Gozo en su santo amor,
Y riquezas fluyen a raudal
Desde el trono del Señor.

 

Por las aguas hondas me llevó,
Pruebas en mi senda hallé;
Mas por el sendero me guió
Y sus huellas seguiré.

 

Cristo en las nubes volverá,
Bajo el bello cielo azul;
El entonces mi alma llevará
A vivir en gloria y luz.

C-149

LUTHER B. BRIDGERS, 1910 (Letra y música)

El joven predicador no podía sospechar la tragedia que sucedería al día siguiente. Llegó con su familia a casa de sus suegros, para predicar en una campaña evangelística en su pueblo. La familia se reunió y los nietos estaban felices con sus abuelos. Llegada la noche se acostaron. Más tarde un vecino vio la casa en llamas y corrió a socorrerles; pero sólo salieron con vida el padre y los abuelos. La madre y sus tres hijos murieron asfixiados.

El predicador, Luther Bridgers no podía entender algo tan terrible, pero se aferró a las promesas de Dios, y el Señor le dio un cántico en la noche de su duelo, que emanaba del Salmo 42.

Además de escribir otros himnos, fue misionero en Bélgica, Checoslovaquia y Rusia.