A CRISTO CORONAD

A Cristo coronad,

Divino Salvador;

Sentado en alta majestad,

Es digno de loor.
Al Rey de gloria y paz

Loores tributad,

Y bendecid al inmortal

Por toda eternidad.

 

A Cristo coronad,

Señor de nuestro amor

Al Rey triunfante celebrad,

Glorioso vencedor.

Potente Rey de paz,

El triunfo consumó,

Y por su muerte de dolor,

Su gran amor mostró.

 

A Cristo coronad,

Señor de vida y luz,

Con alabanzas proclamad

Los triunfos de la cruz.

A Él sólo adorad,

Señor de salvación;

Loor eterno tributad
De todo corazón.

C-178

MATTHEW BRIDGES, 1800-1894

No se conoce mucho de Mateo Bridges. Tal vez lo más sobresaliente sea que formaba parte del pequeño grupo de hombres bien conocido, que dejaron la Iglesia de Inglaterra y se unieron a la Iglesia de Roma al tiempo del Movimiento de Oxford. Esto sucedió en 1847 cuando tenía 47 años. En 1852 publicó un volumen de poemas sobre “La Pasión de Jesús”, en el que estaba incluido este himno, que tituló: “La Canción de los Serafines”.

Nació en Essex en 1880, siendo el hijo menor de Juan Bridges de Wallington House, Surrey, G. B. Un hermano mayor, Carlos Bridges, fue autor de muchos libros, entre ellos una exposición sobre el Salmo 69, del que Spurgeon dice en su libro de comentarios: “Vale su peso en oro!”

Nadie supo decirnos cómo ni dónde pasó los últimos 40 años de su vida. Es uno de esos misterios con los que uno a veces se encuentra. Es posible que estuviera metido en una gran organización.

La melodía “Diademata”, con la que se suele cantar, fue compuesta por G. J. Elvez, que se graduó en música en Oxford y fue organista de San Jorge, en Windsor, por 50 años. Una de sus profundas convicciones era que los himnos nobles debieran cantarse con una música adecuada y que debieran armonizar con los edificios en los que se cantaran. Su idea era de que en una Catedral un himno debiera tener una música especial que llenara el edificio.